Por Arturo Bobbio C.
A propósito del informe técnico “Estadísticas de seguridad ciudadana de noviembre 2023 – abril 2024”, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística e Informática, hemos podido darnos cuenta de la cruda realidad a la que tenemos que enfrentarnos nosotros y nuestras familias, cada vez que salimos de casa.
El informe muestra una situación aterradora, la delincuencia avanza en su afán criminal sostenidamente, en tan solo un año los crímenes en el ámbito urbano han subido en 2.4 %.
Es decir, hay cada vez más víctimas de algún hecho delictivo, en el ámbito rural esta cifra se dispara y sobrepasa a la del ámbito urbano situándose en un aumento del 2.5% de más personas que sufrieron crímenes, aunque parezca increíble los ciudadanos víctimas de más de un delito en un mismo año han aumentado en 2.5%, es decir el 13.2% de peruanos tuvimos que soportaron pasar por un robo, asalto u otro delito por dos veces en un mismo año.
El nuevo ministro del Interior tiene la oportunidad de demostrar que lo que dicen sus detractores, “que es un figuretti”, no son más que adjetivaciones de mala fe.
Para ello debe a ponerse a trabajar en llevar a cabo un plan, “plan Dina”, “plan Perú” o como lo quiera llamar. En él debe contemplarse incluir a los gobiernos locales, dándoles la posibilidad que den una ayuda efectiva para la lucha contra los delitos menores.
Urge armar, con armas no letales, pistolas tazer, gas pimienta, bastones tonfa y cualquier instrumento que ayude a su labor, a las decenas de miles de serenos de todo el país, incluso se puede crear una licencia para portar estas armas no letales, obligando a estos miembros del serenazgo a capacitarse para obtenerlas.
Asimismo es necesario construir por lo menos una unidad de flagrancia por provincia, ya el Poder Judicial ha mostrado predisposición para implementar estos juzgados.
Se necesita declarar en emergencia a la Policía Nacional, solicitando al Congreso la exoneración de las tediosas y burocráticas normas de contratación, para tres cosas, primero para la adquisición de pertrechos policiales, pistolas, chalecos antibalas, cascos y motos, que son imprescindibles para combatir la inseguridad.
En segundo lugar se requiere que se formen más y mejores policías, por ello se necesita una importante inversión en escuelas de la policía descentralizadas, que aseguraría una dotación importante de policías para el futuro, pero además la opción que personal de reserva de las fuerzas armadas se asimilen a la policía nacional del Perú, dándoles una capacitación corta previa, que les permita conocer y adaptarse a las labores policiales.
La construcción y mejoramiento de las comisarias debe tomarse en cuenta.
En tercer lugar no se debe dejar de lado el mejoramiento de los servicios de bienestar policial, el fondo de aseguramiento de la salud policial, el hospital de policía, colegios, clubes y toda instalación destinada a ellos y sus familias, deben ser modernizadas y mantenidas para que cuando el efectivo policial, este a punto de arriesgar su vida por la defensa del ciudadano, sienta y sepa que de morir en el cumplimiento de su deber, su familia tendrá la tranquilidad de tener una vida digna y el los honores que un héroe de la patria se merece.