– ¿Qué impresión tiene del reciente asesinato de un cantante de cumbia, que es un síntoma de que la delincuencia no deja de crecer?
Bueno, significa que el crimen está en todas partes. La inseguridad es generalizada. No se salvan ni siquiera los cantantes porque entiendo que hombres de negocios, comerciantes, gente de mal vivir, puede estar sujeto a la inseguridad ciudadana, pero un cantante de música criolla o popular, con tanta ascendencia y tanta popularidad que caiga muerto por balas asesinas, me parece que ya hemos llegado al límite máximo de que la vida en Perú no vale nada.
– Mucho se queja la ciudadanía de que la Fiscalía libera a los delincuentes que la Policía captura ¿qué diría al respecto?
Bueno, la inseguridad no solamente es un tema policial, es un tema más que policial, es un tema de la justicia, y la Fiscalía tiene mucho que ver ahí. La Fiscalía no está bien, no está asumiendo su responsabilidad y su papel, y eso porque la verdad es que no elegimos bien a los fiscales, no los formamos bien. Tenemos fiscales y jueces muy jóvenes, muy inexpertos y a veces muy temerosos de la delincuencia. Sin formación académica y sin formación de carácter, ni de conciencia clara de sus atribuciones y sus derechos para poder actuar. Todo eso afecta obviamente. El tema de inseguridad no es solamente un policía uniformado. Es algo mucho más complejo.
– Pero ¿por qué los fiscales proceden de esa forma?
Bueno, ahí hay varios motivos. Primero, los fiscales son timoratos y segundo, hay muchas leyes, muchas normas y muchos amparos que distorsionan la realidad, que en vez de proteger al ciudadano, en nombre de los derechos humanos, protegen al delincuente. Y eso hay que revisarlo. Toda, toda la legislación garantista, protectora de los derechos de los delincuentes, hay que revisarla con detenimiento porque no se pueden aplicar como si fueran, estos señores, ciudadanos destacados del país, sino son gente que ha dejado la ley para vivir al margen de ella, por lo tanto, los derechos que les pueden asistir no pueden ser iguales a los derechos de las víctimas.
– ¿Cree usted que el problema también sea la corrupción?
Bueno, ese es parte del tema. La corrupción afecta cualquier tipo de actividad, cualquiera. La corrupción destruye la eficiencia de cualquier medida que se tome, en cualquier orden de cosas, en cualquier sector del Estado, y claro, donde más afecta es en la inseguridad. No habrá nunca buena seguridad si hay corrupción. A mayor corrupción, mayor inseguridad. Eso es clarísimo, es una regla de tres. Y finalmente, el gobierno tiene que hacer algo para que construya cárceles, y dotar a las cárceles de la manera más adecuada para rehabilitar a los detenidos. Eso en el Perú no sucede. En Perú no se construyen cárceles desde muchísimos años, y las pocas que había están cerradas, como San Jorge, el Frontón, el CEPA, que eran cárceles emblemáticas, están cerradas. O sea, estamos tugurizando las cárceles. Y claro, lo que quiere la autoridad es que no haya tanta gente detenida, y prefiere que estén en la calle. En el Perú no hay ni siquiera depósitos de automóviles. O sea, todo está hecho en base a teorías porque no hay ni siquiera depósitos de automóviles. No hay depósitos de cosas robadas. No hay depósitos de cosas incautadas. O sea, no hay nada en el Perú. Todo eso no funciona. Hemos visto cómo incautan oro, se lo llevan a un almacén privado, y este lo suelta. Muchos kilos de oro que fueron decomisados en un depósito particular. O sea, ni siquiera la justicia tiene dónde guardar las cosas que incauta. Entonces, todo está mal. Hay que cambiar el sistema radicalmente.