Los perros no pueden consumir cebolla en ninguna circunstancia debido a su toxicidad para su organismo. Incluso una pequeña cantidad de cebolla fresca puede desencadenar una intoxicación en el perro, cuya gravedad aumenta con la cantidad ingerida. Además, ciertas razas como los akita inu, o los shiba inu son especialmente susceptibles a la intoxicación por cebolla debido a sus altas concentraciones hereditarias de potasio y glutatión reducido.
La toxicidad de la cebolla para los perros se debe a la presencia de compuestos como los organosulfóxidos, que se absorben rápidamente en el tracto intestinal y generan agentes oxidantes altamente reactivos. Estos agentes interactúan con los glóbulos rojos del animal, causando lesiones oxidativas y lisis de los glóbulos rojos, lo que conduce a una anemia hemolítica. Los síntomas de la intoxicación por cebolla incluyen palidez de mucosas, taquicardia, letargo, debilidad, intolerancia al ejercicio, jadeo, orina oscura y vómitos, entre otros.
Ante la sospecha de ingestión de cebolla, es crucial acudir de inmediato a un centro veterinario para recibir tratamiento. Aunque no existe un antídoto específico, se pueden tomar medidas como inducir el vómito o administrar carbón activado en las primeras horas después de la ingesta. El tratamiento sintomático puede incluir oxigenoterapia, fluidoterapia, vitaminas antioxidantes y, en casos graves, transfusión sanguínea.
Alimentos prohibidos
Es importante evitar darle a tu perro huesos que se astillen fácilmente, como los de pollo o conejo, ya que pueden causar perforación en el estómago o intestinos e incluso la muerte. En cambio, los huesos redondos de res o los que contienen trozos de tuétano son seguros y beneficiosos para su dentición.
La mayoría de los perros son intolerantes a la lactosa en la edad adulta, lo que puede provocar vómitos, diarrea y otros problemas estomacales. Por lo tanto, es mejor evitar darle a tu perro leche y productos lácteos.
El alcohol es altamente tóxico para los perros y puede causar una amplia gama de síntomas, como cambios en el comportamiento, dificultades para respirar, jadeo excesivo y problemas neurológicos. El agua es la única bebida segura para tu mascota.
El chocolate contiene teobromina, una sustancia que puede ser mortal para los canes. Incluso pequeñas cantidades de chocolate pueden causar problemas graves, como aumento del ritmo cardíaco, deshidratación, vómitos, diarrea, convulsiones e incluso la muerte.
Las uvas y las pasas pueden causar daño renal agudo e incluso la muerte en los perros. Es importante evitar darles estos alimentos para prevenir problemas graves de salud.
Las patatas crudas contienen solanina, una sustancia que puede provocar una serie de problemas de salud en los perros, que van desde gastroenteritis hasta insuficiencia renal aguda
Los embutidos y las carnes saladas son altos en grasas y sal, lo que puede causar problemas estomacales y gastrointestinales en los perros.
Los aguacates contienen una sustancia llamada persina, que es tóxica para los perros y puede causar problemas respiratorios, agrandamiento del abdomen y problemas cardíacos.
Las nueces son perjudiciales para las mascotas debido a su alto contenido en fósforo, lo que puede causar la formación de cálculos en la vejiga. Además, su consumo puede provocar una variedad de síntomas, incluyendo dolor e hinchazón muscular y articular, debilidad general, temblores, vómitos y fiebre alta.
La cafeína estimula el sistema nervioso central y el sistema cardíaco, lo que puede causar vómitos, hiperactividad, taquicardias e incluso la muerte en los perros.
Cómo cuidar su alimentación
En primer lugar, es vital asegurar una hidratación adecuada, proporcionando agua limpia y fresca en todo momento, especialmente en climas cálidos o después de la actividad física. Asimismo, controlar las cantidades de comida es esencial para prevenir la obesidad y mantener un peso saludable en los perros. Esto implica calcular la cantidad de alimento en función de la necesidad energética diaria y el peso del animal.
Por otro lado, es fundamental ofrecer una dieta equilibrada que contenga todos los nutrientes necesarios para el adecuado desarrollo y funcionamiento del organismo del perro. Y, por último, es crucial utilizar el alimento de manera racional, siguiendo las recomendaciones del fabricante y evitando dar alimentos humanos que no satisfacen las necesidades nutricionales de los perros.