Despedida a cinco diplomáticos por término de su misión
Ricardo Sánchez Serra
El nuncio apostólico en el Perú, Paolo Gualtieri, despidió en su residencia a los embajadores Alejandro Alvargonzález (España), Enrique Vaca Narvaja (Argentina), Carlos Aparicio Vedia (Bolivia), Alexander Yáñez (Venezuela) y al encargado de negocios Mehdi Mammadov (Azerbaiyán), ante el término de su misión diplomática.
En sus conceptuosas palabras, pronunciadas en su residencia de Jesús María, sobre la labor diplomática, monseñor Gualtieri dijo que se lleva “una vida llena de dinamismo, en constante movimiento, constantemente en camino. Pero, ¿por qué?
Creo que la base de este viaje continuo es la esperanza. ¿Esperanza de qué? La esperanza de construir puentes entre los pueblos: puentes humanos, puentes culturales, puentes económicos, puentes comerciales y muchos otros puentes.
En cierto modo diría que el Embajador es el ingeniero y también el arquitecto de los puentes entre los pueblos”, sentenció.
Esperanza
“De esto se desprende -agregó- que el embajador puede describirse como una figura de esperanza, esperanza en tender puentes entre los pueblos y esto es muy hermoso y también alentador”.
Monseñor Gualtieri, caracterizado por sus hermosas y profundas palabras, se mostró esperanzador y optimista al mencionar que la reunión de despedida es “para decir hasta luego y no para decir adiós a nuestros colegas y amigos que nos dejan, porque tal vez volveremos a encontrarnos en el futuro”.
Agradeció a los diplomáticos que se van “en particular, por las relaciones y puentes de colaboración que han construido en nuestra familia del Cuerpo Diplomático aquí en el Perú. Gracias por lo que nos han aportado con su humanidad y su profesionalismo…”.
Congratuló, asimismo, al embajador de Paraguay, Rubén Darío Ortiz, secretario del Cuerpo Diplomático por su colaboración en la organización de este momento.
Igualmente, por otro lado, el carismático nuncio dio la bienvenida a los embajadores de Japón, Egipto, Italia, y al encargado de Negocios de EE. UU.
Finalmente, los embajadores salientes agradecieron el ágape y la amistad y cooperación de sus colegas diplomáticos, que asistieron en pleno a despedirlos.
Cabe destacar que la sede de la Santa Sede se convirtió en el centro del ecumenismo diplomático.
“Milagro Gualtieri”
Es importante mencionar que el embajador de Venezuela testimonió que gracias a sus diálogos con monseñor Gualtieri, él volvió a acercarse a Dios y a la Iglesia, después de 20 años, asistiendo a misa todos los domingos, convirtiéndose en un católico practicante.