Por Antero Flores-Araoz
Desde hace algunos meses, observamos en medios de comunicación publicidad para la venta de lotes de terreno, así como también de departamentos, estos últimos con la ventaja de haber sido decorados por profesionales de prestigio internacional. Le llaman “Plan B”.
Se agrega como complemento de la inducción publicitaria, que hay descuentos por pago al contado del precio, así como grandísimas facilidades en caso requerirse de crédito, para lo cual la cuota inicial sería sumamente atractiva por ser de únicamente el 10% del precio ofertado.
Nada de raro tendrían los avisos publicitarios a los que nos referimos, si es que se tratase de inmuebles localizados en algunas de las ciudades de nuestra patria, pero no señor, se trata de inmuebles que son de otros países. Esto último tampoco sería de extrañar si es que se tiene en cuenta que en nuestro sistema constitucional y jurídico está garantizada la libertad de contratación, el respeto a los ahorros y a la herencia, así como el derecho de disponer cada cual de su patrimonio, incluso dinerario, el que puede estar focalizado en el Perú como también en el extranjero, reglas que podrían estar en proceso de extinción si se aprueba nueva Constitución.
Como vemos, el motivo de sorpresa o de preocupación no es en modo alguno de tipo legal ni tampoco económico, el motivo es que quienes ofertan en venta los inmuebles en el extranjero, lo hacen porque hay muchísimos peruanos que no ven estabilidad en nuestro país y, estarían dispuestos a trasladar su residencia al extranjero. Esos ofertantes han sido lo suficientemente observadores para interpretar la situación que vive el Perú, que podría pasar de haber sido una de las joyas de Latino América, por cerca de 30 años, a un país de desilusionados habitantes.
Evidentemente, quienes están en posibilidad de hacer adquisiciones inmobiliarias en el exterior, son las personas que tienen recursos económico-financieros para ello, lo que de suyo significa que son profesionales exitosos o empresarios a los que les ha ido muy bien en sus emprendimientos, que por desconfianza en la conducción del país, prefieren trasladar sus esfuerzos empresariales a países estables, sujetos a reglas de economía de mercado y no a aventuras socializantes, que como se sabe solo conducen a la pobreza, a la desesperanza, al autoritarismo, a la pérdida de libertades, a la igualdad hacia abajo, a la persecución política y sobre todo a la orfandad de esperanza y visión de futuro.
Si desde el extranjero han sido acertados en su visión sobre el Perú, ello es porque en nuestro país cada día hay menos confianza en la dirección gubernamental del mismo, acrecentándose la desconfianza en sus dirigentes, lo que puede demostrarse con la baja de las operaciones bursátiles y su rendimiento, mayor número de casas, departamentos y oficinas que se ponen a la venta, baja de los precios de ellos, devaluación monetaria, desempleo, y podríamos seguir y seguir hasta el cansancio.
Por ello, hay que decirles a nuestros gobernantes, cambien de rumbo, todavía estamos a tiempo.