Por: Arturo Bobbio C.
No es pura coincidencia la similitud fonética de Shanghaiu con Chancay, la primera es la metrópoli con el puerto más importante del mundo, con sus 125 muelles, 19 terminales y ubicación estratégica en la costa central de China, se yergue como la perla del oriente, la segunda es una ciudad peruana, en la que se está desarrollando un proyecto portuario que bien llevado nos pondría en la primera línea del transporte marítimo de mercancías a nivel latinoamericano, este plan es fruto de la sorprendente visión de Juan Ribaudo De la Torre, un apasionado del desarrollo marítimo peruano, hombre extraordinario, Almirante de nuestra gloriosa Marina de Guerra del Perú, genio, ex militar y empresario que luego de irse al retiro de la marina, logró crear industrias tan importantes como pesquera diamante, pesquera Ribaudo y muchos emprendimientos que dieron trabajo a decenas de miles de peruanos, gracias a su capacidad de estratega naval y su perseverancia de continuar impulsando por más de una década, algo que muchos veían como imposible, nos hace hoy soñar como país en tener el puerto más significativo de América Latina.
China tiene 4 de los 5 puertos comerciales más importantes del mundo y hoy busca posicionarse en nuestro continente, como el operador portuario con mayor participación de la región, para ello el año 2019, adquirió a través de la empresa China estatal “Cosco Shipping Ports Limited”, el 60% de la empresa peruana Inversiones Portuarias Chancay, propiedad de la minera Volcan y que es titular del derecho del proyecto “Puerto de Chancay”, quedando así redistribuidas las participaciones accionariales.
Con esta audaz apuesta, China va consolidando su hegemonía y estrategia llamada “La Franja y la Ruta”, mediante la cual busca tener el control de las vías de comercio y conectar al mundo, a través de trenes, puertos, puertos fluviales y aeropuertos.
El Puerto de Chancay por su geografía privilegiada, tiene la profundidad para que atraquen los barcos más grandes del mundo, contará con diez muelles en su primera fase, esto permitirá que en solo el primer año tenga una capacidad de carga de contenedores de más de un millón de TEUs, superando en unos años de funcionamiento al puerto del Callao, que con sus apenas 5 muelles, intenta recobrar fallidamente el brillo que tuvo durante el virreinato.
La operación del nuevo puerto, no solo disminuirá el tiempo de viaje de mercancías entre Perú y China en quince días, reduciendo costos y el periodo de espera por sus productos para los importadores, sino que su enorme inversión de mil trecientos millones de dólares en la primera etapa, dinamizará nuestra economía, demandando servicios logísticos, infraestructura, mano de obra calificada y no calificado, en suma las externalidades positivas de esta inversión, bien aprovechadas podrían sacarnos de la pobreza y ponernos nuevamente a la vanguardia de las rutas comerciales del mundo.
Gracias Almirante Ribaudo, tuve el gran honor de conocerlo, los peruanos de bien le agradecemos. Viva Ribaudo.
