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Por Dennis Falvy / 100% a los autos chinos: qué locura 

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Por: Dennis Falvy

El arancel es un instrumento con múltiples objetivos que pasó de moda hace años y más bien se redujo en sus por cientos y además se propició Tratados de Libre Comercio. Es decir, lo de Berlín y otros dio lugar a la globalización y el Comercio Exterior creció y creció. 

La reducción, pasó de un promedio de gravámenes sobre las importaciones de más del 10 % en la década de 1970 al 3% por ciento y sin duda el PBI mundial per cápita se triplico, según señala el FMI.

Pero Biden ha anunciado imponer aranceles del 100% a los vehículos eléctricos (EVS) fabricados en China.

El consenso requerido para apuntalar un sistema de comercio abierto se está desintegrando, un proceso acelerado por el hecho de que China no está jugando limpio, así como por el auge de la visión de Estados Unidos primero de Donald Trump.

China está subsidiando fuertemente a sus fabricantes, lo que les da una ventaja en los mercados globales.

Los aranceles de Biden son una herramienta contundente y traerán daños económicos subestimados a Estados Unidos y al mundo.

David Ricardo hace más de dos siglos y la experiencia ha demostrado desde entonces, tiene sentido que los gobiernos abran sus fronteras a las importaciones, incluso cuando otros levantan barreras.

Los residentes en el país liberalizador disfrutan de precios más bajos y una mayor variedad, mientras que las empresas se centran en lo que mejor producen.

Por el contrario, los aranceles miman a las empresas ineficientes y perjudican a los consumidores.

Las empresas estadounidenses de hoy temen la competencia del Seagull de BYD, algunas de cuyas versiones cuestan menos de 10.000 dólares en China.

Ahora, pueden vender autos inferiores por tres veces el precio.

Esto les da a los automovilistas estadounidenses pocos incentivos para cambiar a ruedas más ecológicas, como Biden dice que quiere que lo hagan.

Desde la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ha utilizado generalmente el poder del ejemplo para establecer el equilibrio entre la eficiencia económica y la realidad política.

Ya no más.

La administración podría haber expuesto cómo los SVE chinos se habían beneficiado de los enormes subsidios y luego aplicarles derechos compensatorios calibrados.

En cambio, los nuevos aranceles se sumaron a los de Trump, que a su vez se justificaron originalmente por el robo de tecnología estadounidense por parte de China.

En el país, esto invita a más empresas a buscar protección.

Republicanos y demócratas ya están compitiendo para ofrecer las barreras más empinadas: Trump ha advertido que impondrá aranceles del 200% a los automóviles fabricados por plantas de propiedad china en México.

En el extranjero, los proteccionistas seguirán su ejemplo a medida que China exporte su superávit a todo el mundo, asestando otro golpe al sistema comercial que Estados Unidos alguna vez defendió.

Brasil está aumentando los aranceles sobre los vehículos eléctricos y la Unión Europea también podría hacerlo pronto.

Estados Unidos sigue liderando la política comercial mundial, pero en la dirección equivocada.

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