Por: Dennis Falvy
Un post de casi 5000 palabras e ilustraciones varias que le pertenecen al brillante analista Jared Cohen señala que “Los competidores estadounidenses están empujando los límites de la autonomía dentro de un sistema basado en el dólar, pero no existe una alternativa global real, y el mundo está lejos de ser un punto de inflexión.
No dejen de leer este copioso post: https://thehill.com/opinion/finance/519732-dont-bet-against-the-dollar/
O si quieren: https://foreignpolicy.com/2024/06/10/brics-currency-dollar-yuan-united-states-economy/
Han pasado 80 años desde la Conferencia de Bretton Woods, y la soberanía del dólar sigue dominando, pero el consenso posterior a la Guerra Fría se está desmoronando.
Y contra el dólar pese a los ataques, no paso nada en la década de 1990 con el Euro. Tampoco con el yuan y lo de Rusia Ucrania por un mundo post dólar.
Hay verdaderos vientos geoeconómicos en contra para el dólar.
Pero el futuro no es un binario entre el dominio del dólar y la llamada desdolarización.
La economía de Estados Unidos sigue siendo la más grande del mundo, con los mercados de capitales más profundos y las instituciones financieras más confiables.
El dólar sigue siendo un refugio financiero y el medio de intercambio y reserva de valor más confiable, no solo para Estados Unidos sino para todo el mundo.
El autor de la nota despliega información sobre las piezas de ocho del Imperio español, los florines holandeses o la libra esterlina del Reino Unido, que fue la principal moneda de reserva hasta la década de 1920.
El dólar representa el 58% de las reservas de divisas en todo el mundo.
Participa en el 88 % de todas las transacciones de divisas.
Es un activo confiable debido a los mercados abiertos de los Estados Unidos, el estado de derecho, las instituciones confiables y los mercados de capitales profundos y líquidos.
En los últimos años, un número creciente de líderes mundiales han declarado públicamente que tienen la intención de derribar al dólar de su pedestal. En un discurso en Shanghái el año pasado, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva declaró dramáticamente: «Todas las noches me pregunto por qué todos los países tienen que basar su comercio en el dólar».
Y varios señalan que “la hegemonía del dólar estadounidense es la principal fuente de inestabilidad e incertidumbre en la economía mundial».
El dólar no se impuso al mundo en 1944; surgió de las circunstancias de la posguerra y de un notable grado de consenso internacional, cuando 44 países, entre ellos China y Brasil, se reunieron en Bretton Woods para determinar el orden financiero posterior a la Segunda Guerra Mundial.
Lo que está impulsando la inestabilidad hoy no es el dólar, sino la guerra en Europa y Oriente Medio, así como las tensiones en el Indo-Pacífico.
A las pocas semanas de la invasión rusa, una coalición liderada por Estados Unidos de 37 aliados y socios, que representan más del 60 % de la economía mundial, impuso sanciones y controles de exportación a Moscú.
Pero un giro hacia Asia salvó a Moscú, ya que Rusia encontró nuevos mercados y medios para poner su economía en pie de guerra. El comercio bilateral de China con Rusia alcanzó un récord de US$ 240.000 millones en 2023, un 26,3% más en sólo un año.
Si bien el Sistema de Pagos Interbancarios Transfronterizos (CIPS, por sus siglas en inglés) liderado por China es uno de esos intentos, y maneja 25,900 al día, ese total está significativamente por debajo del Sistema de Pagos Interbancarios de la Cámara de Compensación de EE. UU., que realiza aproximadamente 500,000 transacciones diarias por un valor total de US$ 1.8 billones.
Y de las transacciones CIPS, el 80 % se basa en SWIFT, un sistema con sede en Bélgica, no en Pekín.
No hay más espacio, pero falta varios, puntos a dilucidar.
Como que CBDC, informa de que 134 países y uniones monetarias, que representan el 98% del PBI mundial, están explorando casos de uso de las CBDC, frente a los 35 de 2020.
Se están llevando a cabo proyectos piloto en 11 de los Estados miembros del G-20, aunque solo tres países han lanzado completamente una CBDC.
El movimiento hacia la desdolarización sigue siendo marginal pero significativo y conmovedor.
Para que el dólar pierda su lugar, se necesitarían una serie de fracasos políticos en Washington y que los detractores del dólar creen alternativas que tengan atractivo no solo en las economías autoritarias dirigidas por el Estado, sino en todo el mundo.