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Por Federico Prieto Celi / El Consejo de Estado y el Ministerio Público

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FEDERICO PRIETO CELI

El Consejo de Estado es una figura de hecho, no reglamentada legalmente, en la que los jefes de los poderes del Estado se reúnen para analizar algún asunto importante de coyuntura. Consejo de Estado es la denominación no oficial que se le otorga a la reunión de los titulares de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. De acuerdo a la oportunidad, participan presidentes de organismos autónomos como el Tribunal Constitucional, la Defensoría del Pueblo, la Junta Nacional de Justicia, el Ministerio Público, el Jurado Nacional de Elecciones y la Contraloría General de la República.

Es un fenómeno político del siglo XXI en el Perú, inspirado concretamente en julio de 2004, por el presidente del Congreso, Ántero Flores-Aráoz, durante el gobierno del presidente Alejandro Toledo. Flores-Aráoz describió la iniciativa explicando que: “El hecho de tener coincidencias y discrepancias no nos hace enemigos. Todos tenemos por norte al Perú, y el Presidente de la República ha aceptado esta sugerencia que hice para tener una entidad similar a un Consejo de Estado, como sucede en otros países. Es decir, un organismo en el que nos podamos reunir los tres presidentes de los poderes del Estado para efectuar coordinaciones, ayudar en el manejo del Estado, sin perjuicio de la autonomía e independencia que tiene cada poder del Estado”.

Se ha reunido treinta veces desde su creación en 2004 hasta la última vez, hasta ahora, en 2021. No tiene fecha fija. Depende de la coyuntura. Los temas tratados han sido la reforma judicial, el Andahuaylazo, la seguridad ciudadana, la lucha contra la corrupción, seguridad-narcotráfico-minería, denuncia de espionaje en la Marina de Guerra, declaratoria de estado de emergencia en Callao, escándalo de corrupción en el Consejo Nacional de la Magistratura, acciones contra la pandemia de la COVID-19,reformas constitucionales, proceso de vacunación, elecciones generales, y resultados de las elecciones generales. Algunos de estos temas se han tratado en dos o más reuniones, de acuerdo a la magnitud de la crisis política.

El mero hecho de convocar al Consejo de Estado conjura la sensación de apatía de las autoridades públicas. Los resultados quedan en privado, sin detrimento de anunciar quizás una medida política sobre algún tema tratado. La fuerza del Consejo de Estado está, en buena parte, en la total flexibilidad que  tiene, porque se funda en  una costumbre y no en una ley. Puede invitar a una autoridad no prevista para escuchar su punto de vista, así como reducirse a los tres cabezas de poderes del Estado.

Pues bien, toca convocar al Consejo de Estado para dar vida a la propuesta pública del doctor Natale Amprimo, para solucionar la debacle del Ministerio Público y  la Junta Nacional de Justicia, esta última entidad mantenida en vida  por la indiferencia ciudadana, pero próxima a su muerte y entierro. La Fiscalía, en cambio, necesita nacer de nuevo, como dijo Jesús a Nicodemo, y renacer con cualidades suficientes para darle dignidad a la administración de la justicia peruana.

(*) Periodista

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